sábado, 29 de noviembre de 2008

Hasta el último detalle...

En el viaje a Portugal en Agosto, se me pinchó una rueda. Lo pasé muy mal porque no pude desmontarla y al final tuve que ir muy lejos a una estación de servicio.

Desde entonces esa mala experiencia no se ha apartado de mi cabeza y siempre me he preguntado que haría si me ocurre en mi aventura...

Sábado por la tarde, una terrible gripe me tiene sin ganas de nada. Un buen momento para poner medios al problema de un posible pinchazo.

Después de una hora y cuarto , puedo decir que soy capaz de cambiar una rueda, reparar un pinchazo y seguir el viaje sin ningun tipo de ayuda. No imaginas la tranquilidad que este hecho me ha dado.

He puesto las fotos paso a paso por si a alguien le puede servir de ayuda. No es difícil, pero hay que practicarlo.

Aveces pienso que este viaje me tiene obsesionado. Los fines de semana, desde que me levanto hasta que acuesto no dejo de pensar en los detalles del viaje, en lo que me puede faltar, lo que pueda salir mal.... Se perfectamente que voy mejor preparado que muchos que han realizado ese viaje. Será obsesión por la perfección?
Siempre pongo por ejemplo a Carlos Sainz, nuestro piloto campeón del mundo en rallies. Cuando terminó uno de sus campeonatos del mundo dijo al bajarse del coche: "no ha estado mal, pero tenemos que mejorar...".
Siendo el mejor piloto del mundo, tiene que mejorar... increible!







Preparación para el embarque...

Tras un pequeño "stop" por un corto viaje, continúo ultimando los detalles del viaje.



Mi amigo incondicional Fran consiguió en una tienda de motos una caja metálica con la cual habían trasportado ya motos. Ideal para el proyecto.
Manos a la obra ahora comienzan las adaptaciones ya que proviene de otra moto de menor cilindrada y notablemente más pequeña.
Largo camino me queda aún por recorrer hasta dejarla lista para el viaje. Refuerzos, adaptaciones, mejoras, etc.
El fin es que Linda llegue sana y salva a Buenos Aires.

Me parece que fue ayer cuando sacaba la moto
de la tienda y me proponía comenzar con la aventura.

Cuatro meses más tarde me encuentro empaquetando a Linda y comiéndome las uñas...


Cuando estaba en el garaje trabajando con la caja, me surgió una gran duda:

Linda es una gran moto, lista para el viaje, pero aún con historia por escribir....

Sin embargo, alli guardo a alquien que tiene mucha historia y seguro no me dejaría tirado en medio de las carreteras argentinas...

Señoras y señores, les presento a "Lindita"!!!







lunes, 17 de noviembre de 2008

Un maratón de 8 horas...

Domingo en la mañana, otra vez a la carretera. Esta vez con Fernanado. Mi compañero de aventuras con quien recorrí todo Portugal este verano.
Nos dirigimos hacia el norte de la isla, carretera de muchas curvas pero perfectamente asfaltada. Pocas rectas para adelantar pero con suficiente aceleración para hacerlo. Fernando tiene una BMW 1200 con mas de 100cv, yo estoy muy justito con mis 60cv.
Paramos una y mil veces en la carretera probando cualquier tipo de comida típica del lugar. Visitamos una feria agrícola y almuerzo en restaurante alemán. Lentos y desastrosos en el servicio, pero unos solomillos exquisitos con salsa de trufa... mmmm... impresionante!
Hora del café, nos dirigimos a un pequeño pueblo en el norte norte. Al confundirnos de carretera nos vimos envueltos en una pista forestal que decía "solo vehículos 4x4".... Madre mía la que se avecinaba!
Parecía la selva, una pista de tierra tortuosa, gravilla suelta sobre suelo duro, lo más peligroso. Estrecha, llena de árboles y matorrales a los lados. Era curioso que no tenía nada de polvo, podía circular pegado a mi compañero y sin problemas. Estábamos rodeados de plantas aromáticas. Primero romero, luego lavanda, mas adelante brezos... Kilómetro tras kilómetro, las motos en 1ª velocidad, Fernándo delante, yo le seguía con más esfuerzo por la inferioridad en potencia. La fuerza de su moto en baja velocidad era notable cuando nos encontrábamos terreno verdaderamente malo. Apenas apretaba el embrague y yo sin embargo, tenía que hacer marabalismos típicos de circo para negociar el tortuoso y penoso camino. De mayor quiero una moto como la de Fernando.. .jajajjaja
Sin rendirnos logramos terminar en perfectas condiciones. Ni un solo susto pero con los brazos destrozados. Ahora mismo me duele la muñeca derecha como si hubiera estado boxeando...
Volvimos a la carretera "civilizada", curvas y asfalto. Ya con las estrellas adornando la noche, enfilabamos a nuestras respectivas casas. Un dia de más de 8 horas sobre dos ruedas. Buen previo a la Patagonia. Próxima prueba será en barro, debo esperar a que llueva para recorrer alguno de estos caminos. La experiencia promete ser como mínimo interesante...

jueves, 13 de noviembre de 2008

Un fin de semana "en las montañas"


Una de las ventajas de vivir en una isla es que en pocos minutos puedes estar en la playa, al nivel del mar, o en las montañas a miles de metros de altitud.

Domingo en la mañana, muy temprano comencé con la esmerada limpieza de Linda. Agua, jabón, mas agua y abrillandado! Quedó de película... jajajaj
Luego paseo a la cafetería donde todos los domingos se reunen los más moteros, allí Linda reluce como ninguna. Muchos comentarios y curiosos toqueteando el road book donde ya coloqué las primeras rutas por Tierra de Fuego, curioso que aun falta mes y medio y ya tengo las rutas puestas, eso se llama "desesperación" jajjajajaja
Los más osados me preguntan si ya he estado allí, otros rumorean "qué estará preparando éste", los más orgullosos pasan mirando disimuladamente... yo simplemente sonrío.
Si algo tenemos en común los que nos gusta viajar en moto es que jamás, jamás tenemos la moto límpia. Entonces.. toca suciarla...



Marco la ruta en el GPS, y dirijo Linda hacia las montañas. Parece un lindo día, que tal si subimos hasta la misma sierra? Diez o quince kilómetros de perfecto asfalto, luego un par de ellos de rodaderas de cemento y de pronto... la tierra. Espero se parezca al ripio de Tierra de Fuego.
Es la primera vez que Linda rueda por pistas forestales. Había llovido en días anteriores con lo que continuamente aparecían zanjas que cruzaban de lado a lado. En dos ocasiones toco la panza del motor, el cubrecárter, en el suelo. En otras dos ocasiones decidí mal la trazada pero pies al suelo, embrague, primera marcha y máxima precaución. Pensé no sería capaz, iba preparado para darme la vuelta ya que no había invitado a ningún otro motero. En el recorrido hubo trozos de piedras sueltas, luego zanjas y terreno lavado por las lluvias, otros de tierra dura para llegar al final a unos arenales parecidos al desierto. Linda se porto de maravilla y confieso que la mimé mucho. Me preocupé más por ella que por mi mismo. Otra capítulo menos, creo que daré la talla en el ripio argentino...