miércoles, 18 de noviembre de 2009

No, no estoy loco!

Desde luego al llegar a Quito y enterarme que Benardino (Cosi) estaba allí, lo primero que hice fue localizarlo. Es increible la amistad que nos une, la pasión por viajar y las ganas por disfrutar la vida hasta el último segundo. Somos diferentes, pero en el fondo jugamos las mismas cartas...

Con Cosi he tenido conversaciones que no me atrevo a tener con otras personas porque me tildarían de "loco". Descubrir que no soy el único que piensa así es de las cosas más maravillosas que me han ocurrido.

Charlando con mi amigo le decía que me paso las travesías hablándole a Linda, contándole mis cosas. Muchas veces le pido que me saque rápido de un apuro, que por favor no deje de funcionar cuando más la necesito. En los adelantamientos complicados siempre le pido un esfuerzo mayor para salir rápido del problema... siempre cuento con Linda como si fuera mi amiga. Acaso no lo es?

Ya Jonay de la isla de La Gomera en Canarias me había dicho que Linda dejaría de ser moto y se convertiría en persona con alma y corazón. Confieso que no le creí, pero ahora estoy más que convencido.

Después de algunos vasos de vino en la cena le conté a Cosi estos sentimientos y conversaciones con Linda, me dijo que él ha llegado a sentir la alegría de la moto, cuando va bien, cuando no tiene averías. El ha llegado a sentir la tristeza de su moto cuando algo está mal.
No lo podía creer... iguales sentimientos he podido percibir arriba de Linda.
Cruzar aquel ripio tan detestable sin una sola queja y aún Linda y yo éramos desconocidos, fue una de las pruebas más evidentes que comenzaría una amistad que terminaría uniéndonos para siempre.
Aquellos días de viento en la Patagonia argentina que me marcaron para toda la vida. Ahí estaba Linda sin desfallecer. Momentos de auténtico pánico donde nos batíamos con el Dios del viento.
Las jornadas de más de 1000km en Brasil y ni una sola queja. Siempre adelante y siempre con su espíritu joven y vigoroso.
Las interminables rectas del NOA argentino, aquellos 40 grados que derretían hasta las piedras. Acaso viste desfallecer a Linda?
La gran prueba a su tecnología, el paso de Jama a más de 4800m de altitud. Ante nuestros ojos la moto del amígo chileno desfallecía, Linda empujaba como una verdadera atleta.
El desierto de sal en Salinas Grandes, el gran Atacama y el desierto de Perú reafirmaron el buen estado de forma de Linda y la gran amistad que nos unirá para siempre.
Cómo es posible que pueda sentir el "ánimo" de Linda????
Pregunta sin respuesta... o respuesta demasiado complicada para comprenderla.

No, no estoy loco!