En más de 6 meses rodando y casi 50.000km, Linda y yo hemos cosechado una amistad muy especial. Para mí ha sido la gran compañera de viaje y la principal protagonista de esta historia.
Estoy seguro que nadie puede dudar el cariño que le tengo.
A nuestra llegada a Alaska le prometí que, una vez de regreso a casa, la desmontaría y la dejaría como nueva.
Dicho y hecho, ya estoy manos a la obra para dejar a Linda mejor que cuando salió de la tienda.
En pocas semanas estará preciosa otra vez!.