Una de las ventajas de vivir en una isla es que en pocos minutos puedes estar en la playa, al nivel del mar, o en las montañas a miles de metros de altitud.
Domingo en la mañana, muy temprano comencé con la esmerada limpieza de Linda. Agua, jabón, mas agua y abrillandado! Quedó de película... jajajaj
Luego paseo a la cafetería donde todos los domingos se reunen los más moteros, allí Linda reluce como ninguna. Muchos comentarios y curiosos toqueteando el road book donde ya coloqué las primeras rutas por Tierra de Fuego, curioso que aun falta mes y medio y ya tengo las rutas puestas, eso se llama "desesperación" jajjajajaja
Los más osados me preguntan si ya he estado allí, otros rumorean "qué estará preparando éste", los más orgullosos pasan mirando disimuladamente... yo simplemente sonrío.
Si algo tenemos en común los que nos gusta viajar en moto es que jamás, jamás tenemos la moto límpia. Entonces.. toca suciarla...
Marco la ruta en el GPS, y dirijo Linda hacia las montañas. Parece un lindo día, que tal si subimos hasta la misma sierra? Diez o quince kilómetros de perfecto asfalto, luego un par de ellos de rodaderas de cemento y de pronto... la tierra. Espero se parezca al ripio de Tierra de Fuego.
Es la primera vez que Linda rueda por pistas forestales. Había llovido en días anteriores con lo que continuamente aparecían zanjas que cruzaban de lado a lado. En dos ocasiones toco la panza del motor, el cubrecárter, en el suelo. En otras dos ocasiones decidí mal la trazada pero pies al suelo, embrague, primera marcha y máxima precaución. Pensé no sería capaz, iba preparado para darme la vuelta ya que no había invitado a ningún otro motero. En el recorrido hubo trozos de piedras sueltas, luego zanjas y terreno lavado por las lluvias, otros de tierra dura para llegar al final a unos arenales parecidos al desierto. Linda se porto de maravilla y confieso que la mimé mucho. Me preocupé más por ella que por mi mismo. Otra capítulo menos, creo que daré la talla en el ripio argentino...